Ola migratoria

Por Manuela Eusse Ruiz

A propósito de Hija de Inmigrantes, Safia El Aaddam

Hija de inmigrantes anda a mil revoluciones. Tiene el ritmo inevitable de la realidad, del recuerdo, de la mano pintada de rhenne de esa niña que escribe a la par que Safia El Aaddam y que es ella misma, encontrando una voz.

El libro relata momentos clave de la historia de una hija de inmigrantes marroquíes de la etnia amazigh, en Cataluña. El relato discurre entre el presente de la adulta Lunja, que busca reconciliarse con su identidad y sanar las heridas de la niña que alguna vez fue, y ese pasado en el que la pequeña Lunja experimentó el rechazo y el racismo de las instituciones que debían acogerla y protegerla. (Es curioso, cuando escribo Lunja, el autocorrector lo cambia por Luna, el nombre que la protagonista alguna vez quiso tener, para evitar las risas cuando los profesores pronunciaban mal su verdadero nombre, para no sentirse avergonzada por ser diferente).

Una terapia psicológica es el catalizador de un flujo de recuerdos en los que descubrimos, junto a ellas, la niña y la adulta, la forma en la que los países del Norte Global obligan a los niños migrantes a devenir adultos antes de tiempo. La narradora revela el racismo de la institución escolar, encarnado, por ejemplo, en la incomprensión tenaz de los adultos de la escuela frente a las costumbres de sus alumnos de origen diverso o en el nulo esfuerzo por pronunciar correctamente un nombre. La protagonista nos dice “no me sentía segura en el colegio” y sus palabras son como puños porque cada una está pesada y medida para expresar justamente lo que dicen. No hay metáforas, aproximaciones ni hipérboles, las hijas de inmigrantes no están seguras porque, en el clima de rechazo y discriminación de la institución escolar, todo está hecho para llevarlas a entrar en un conflicto de identidad y a fracasar.

A los lectores colombianos debería interpelarnos particularmente la experiencia de la pequeña Lunja porque es también la de muchos niños colombianos y latinoamericanos en Europa. En un tiempo de violencia furiosa en contra de los migrantes venezolanos, en una época en la que las instituciones, la policía, los mandatarios y la gente del común trabajan con ahínco en la otrificación de los ciudadanos venezolanos, estas palabras deberían conmovernos y situarnos como el espejo que somos para los migrantes que llegan a Colombia a encontrar rechazo y discriminación:

También había otros niños marrones que no eran marroquíes: algunos eran de Colombia, Perú y Ecuador. A todos ellos los llamaban “sudacas” y también les decían que estaban sucios. (P. 95).

El Aaddam aborda también la realidad agotadora e inclemente de los niños como hijos de migrantes, especialmente de aquellos pertenecientes a familias empobrecidas, cuya lengua no es la misma de su lugar de llegada. Lunja, la niña, además de todos los roles que ocupa en su familia y en la escuela, es la traductora y la lectora de su madre analfabeta. Es ella quien lee las cartas, llena los formularios y se enfrenta a las instituciones, para ayudar a su madre, a su familia y eventualmente a otras mujeres de su comunidad a navegar las dificultades de la vida como migrantes, pobres y racializadas. Es ella, también, la que recibe el primer impacto de la violencia institucional, del desprecio de funcionarios racistas e islamofóbicos. La necesidad la obliga a crecer brutalmente, a comportarse como una adulta y a proteger a su madre como a una niña. ¿Y quién puede protegerla a ella?

En un esfuerzo por sobrevivir, la pequeña protagonista se transforma, poco a poco, en una defensora de otros jóvenes que experimentan el rechazo como ella. Se hace amiga y protectora de otras chicas racializadas, latinoamericanas, marroquíes, afrodescendientes. Y al final, termina por trabajar con los jóvenes que encarnan toda la vulnerabilidad de la migración: los menores migrantes no acompañados. Dejo que el lector descubra por sí mismo la realidad de estos jóvenes y las formas, despiadadas, en las que el racismo institucional les roba la infancia y los destina al fracaso.

También guardaré silencio sobre otros muchos temas que este libro, con su ritmo desenfrenado, evoca y hace vivir. Sobre todo, imposible resumir los escenarios, las escenas y las realidades, con sus olores y sus colores, que Safia El Aadam nos comparte. Diré simplemente que es un verdadero viaje a otro mundo, sin exotización, sin anestesia literaria, de la mano de una voz que suena a la de alguien, Lunja, Safia, que viaja por la vida con la fuerza espumosa de esa ola que aterra al Norte.

Hija de inmigrantes fue editado por la editorial Nube de tinta, en 2022. Existe una versión para Kindle.

También puedes ver: