"Cuando tu forma de comer se convierte en un problema"
Cuesta trabajo imaginar a una niña de 9 años que sufre de anorexia o de bulimia. Cuesta pensar que a esa edad se pueda enfrentar un trastorno alimentario que pone en serio riesgo su salud y su vida. Sin embargo, está pasando: niños y niñas desde esa edad están padeciendo estos problemas. Una de las secuelas de la pandemia que comienzan a analizarse tiene que ver con el incremento en los casos de trastornos alimentarios y las edades cada vez más tempranas en las que se presentan. No es un asunto menor. La anorexia nerviosa es una causa de mortalidad frecuente en adolescentes cuando se presentan complicaciones médicas por ella o porque los empuja al suicidio.
El 30 de noviembre es el Día Internacional de Lucha contra los trastornos alimentarios. Equilibrio es una entidad que en Colombia se especializa en su diagnóstico y tratamiento y hoy alerta sobre lo que ha ocurrido como consecuencia de la pandemia y las dificultades para acceder a tratamientos y atención especializada. Algo que resulta muy revelador es cómo el estudio a distancia y a través de pantallas impactó en la manera cómo los niños y jóvenes perciben su cuerpo.
La Dra. Juanita Gempeler, codirectora de Equilibrio, dice sobre el tema que “la nueva virtualidad que trajo la pandemia por COVID-19 ha contribuido a la aparición o incremento de problemas con la imagen corporal en niños y niñas y personas jóvenes”. Llama a estar alerta y agrega que “el uso de videocámaras y la percepción de los niños y jóvenes sobre cómo se ven, potencia negativamente comportamientos como dietas y purgas”.
Además de los trastornos de los cuales se habla con mayor frecuencia como la anorexia o la bulimia, también aparecen los atracones de comida, cuando una persona pierde el control y come grandes cantidades de comida en períodos cortos de tiempo menores a dos horas. También existe el trastorno evitativo o restrictivo, cuando una persona deja de comer ciertos alimentos por distintas razones: por su olor, su sabor o el temor a atorarse o a que le haga daño. En este caso no necesariamente se busca bajar de peso pero se puede afectar la nutrición y la salud.
Como pasa con otros problemas, muchas veces no se tiene conciencia de padecer un trastorno, los padres lo ignoran o no están atentos a los síntomas. Por eso es tan importante conocer las señales de alarma como estas: Si hay dietas restrictivas sin indicación médica o continuas quejas de sentirse gorda o gordo. El mal olor de baños y lavamanos puede reflejar que hay vómito frecuente o uso de laxantes. En hombres puede aparecer el consumo frecuente de suplementos y esteroides buscando aumentar la masa muscular. También debe alertarnos si la comida desaparece de la alacena. En caso de tener una duda sobre un posible trastorno alimenticio lo más importante es consultar a un experto: psiquiatra, psicólogo, nutricionista. En este punto puede venir otro problema y es el acceso a ese apoyo.
Según los expertos de Equilibrio es urgente que se adopten políticas públicas para que se tenga fácil acceso a los servicios de salud para que quienes padecen trastornos alimentarios puedan ser atendidos por profesionales especializados. El problema es que la demanda por estos servicios se ha incrementado, pero sigue siendo escasa la atención. Además hay un subdiagnóstico.
A pesar de que de manera institucional tanto el Ministerio de salud como la Corte Constitucional han reconocido las implicaciones que tienen estos trastornos y la obligación de cubrir el tratamiento en el POS, el Plan Obligatorio de Salud, como ocurre con tantos derechos, en la práctica hacer cumplir las normas cuesta y muchas veces no se logra tener la atención especializada.
Acceder a una comida sana y equilibrada es un derecho y evitar que comer se convierta en un problema para niños y adolescentes es tarea de todos. Padres, educadores, autoridades, debemos estar atentos para enfrentar estos trastornos que pueden tener consecuencias fatales o dejar secuelas graves si no se atienden adecuadamente.
El título de esta columna “Cuando tu forma de comer se convierte en un problema” es el nombre de un libro dirigido a niños, padres y educadores que busca “reforzar hábitos de alimentación saludables y educar en comportamientos de riesgo para trastornos alimentarios y obesidad”. Lo publica Equilibrio y dejo el link porque su descarga es gratuita y puede ayudar a muchas personas. En la página en general encuentran información valiosa. Que comer no se convierta en un problema.